El otro yo del Doctor merengue

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La verdad es que este también soy yo, así que no vale la pena negarlo, por que uno es todo lo que es así de clarito.
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Los espejos del mundo

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Era una tarde calurosa, yo descansaba tranquila mente tumbado sobre mi toalla, tenia un libro en la mano, lo he olvidado y bueno al parecer no era importante, la música, las olas, los rumores lejanos, te toquetea con descarado libertinaje.
Nuestros miradas golpearon con el estallar del trueno, desbocados corazones latían sincronizados, su ojear seductor al filo de sus gafas de sol, quemo mi piel mas allá de mi bermuda, juntos bailamos la danza del deseo ante nuestro reflejo...
Puf!. su bolsa golpeo en el suelo, el ruido rompió el encanto en el que estábamos, nos sonrojamos... solo había sido una mirada pero nos habíamos tocado con los ojos.
Las miradas son importantes, siento la brevedad y la tardanza.

Fotografía: Serafin-Sanchez

Desafío III: Perfume

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"…las caricias cada vez más intensas, no recordaba ya porque estaba ella ahí ni quién era yo, su mano se fue acercando a mi entrepierna y yo me llenaba de más ansiedad, de más deseo, llego a mi vulva, me empezaba a tocar y yo gemía, gemía de deseo, acerco su boca a mi oreja y en un susurro ardiente me dijo:

- Qué tanto me deseas?-"

Busqué las palabras con desesperación, pero no hizo falta sentí mi cuerpo estremecerse, mis labios húmedos exhalaron un suave gemido, su dedo se sumergió en el mar de mis pasiones, arrancándome placeres prohibidos, sonreí como respuesta a su pregunta y mis manos se abrieron paso entre sus muslos y mis dedos se bañaron en su deseo, lamí mi premio… lamí el placer causado… y quise más… más… deslice mis manos sobre sus muslos, alzando su falda para dibujar con mis manos su braga, apoyé mis dedos, con el roce de mis manos sobre su suave vientre, besé la seda que nos separaba su calor y humedad habían perfumando su deseo, encendían el mío, las palabras de él estallaron en frente de mi “amo llevar tu perfume al trabajo… la gente me observa y no saben que les ocurre… es el perfume del deseo”, mis deseos estallaron.
Danzaron mis dedos en suplicas de placer, su música marcaba el ritmo con coros celestiales, me deslice por sus bragas con delicadeza, solo dibujando el contorno de sus piernas la invite a relajarse, sucumbiendo ante mis deseos, mis mejillas delinearon una V en sus piernas, hasta que mis labios perdidos en sus muslos encontraron la seda mojada. Nadó mi columna una anguila electrizante, me sentí húmeda, bese aquel trazo de tela que nos separaba, probé su placer mientras el deseo poseía mis manos, ante mis dilatadas pupilas sus piernas se tensaron en la suplica muda, mis dedos
. la privaron de su seda protectora.
Mi lengua evoco los senderos ya recorridos en mil fantasías, descendí entre sus piernas, besos furtivos… mi lengua… el sabor de su placer, baño mi rostro, despertó deseos oscuros, perfumo mi rostro, sus gemidos se hicieron más fuertes, sentí su cuerpo estremecerse…

-Qué tanto me deseas?

el sonido de las llaves me arrebataron de ella, al abrirse la puerta, meciéndome me acerque, mientras bajaba mi falda ocultando su braga, cuando nuestras miradas se cruzaron, él esbozo una pequeña sonrisa, dijo:

-Qué perfume es ese?

-Wish. - picara mente respondí...

Fotografía: Onilad

Desafío

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Esto es así recientemente he recibido un desafío público y he decidido aceptarlo además nos gustaría compartirlo con nuestros lectores, una de mis lectoras me ha desafiado para que escribamos ella una y yo una, bueno lo haremos con un cuento, y perdonen si este texto es un poco más largo pero es una fantasía que necesitaba contar.

No sé muy bien donde comienza esta historia, diría que fue algo así: yo me case cuando era joven y aun guardo excelentes recuerdos de aquellos tiempos, como puedo expresarlo todo sin que quede mal; mi marido era un hombre sin miedos, por veces también algo depravado, eso siempre me cautivo de él. Vivíamos jugando a provocar los deseos del otro, con miradas, roces, actitudes, nada demasiado intenso, habíamos creado juntos un lenguaje de cama que practicábamos todo el tiempo, le encantaba provocar en la gente el escándalo, buscando la forma de poner en sutil evidencia nuestros deseos más oscuros, por veces la gente se horrorizaba, pero lo que a él más le interesaba eran aquellas personas que en vez de sentirse escandalizadas, dejaban entrever el deseo en sus ojos.

Acabábamos de mudarnos, una bella casa en uno de estos barrios snob para nuevos acomodados y como éramos los vecinos nuevos, no tardamos en despertar el interés de la gente, yo no quería suscitar comentarios en el vecindario tan pronto. Habíamos acordado que en una de las habitaciones de arriba estarían los juegos de cama más atrevidos, así nadie podría saber de ellos, debo confesar que me incomodaba que la gente supiera lo que ahí guardábamos, hoy pensando en ello “era una tonta”, por qué sentir una vergüenza terrible en vez de admitir lo que me gustaba, esa era la habilidad mi esposo, él tenía el don de convencerme a probar cosas nuevas, jamás pude decirle que no, pero lo más curioso de todo es que nunca sentí necesidad de decirlo, me gustaba. Más tarde descubrí que él y yo compartíamos los mismos vicios, esto era una receta divina, peligrosa, exótica… y erótica.

Era un hombre que quemaba con la mirada, el hacía que yo ardiera en deseos que todavía me ruborizan y humedecen, también hay aquellos que cambiaron para siempre mis placeres, bueno, pero ese no es el tema aquí, necesito hablar sobre una ocasión “especial”, una ocasión de esas…

Yo tenía una amiga que decía “soy bi por naturaleza”, aunque claramente prefería las mujeres y yo le había dicho que me gustaría probar con los dos; el siempre me complacía y tras haberlo hablado lo convencí, decidió que debía ser especial así que deje los preparativos en sus manos.

Una noche en la cual nos disponíamos a cenar juntos los tres, le hablaba sobre que ella era una muñeca y que tenía que conocerla, el bromeo “sabes solo hay una manera de conocer a una mujer” yo sabía exactamente lo que él quería decir con eso, ella era una mujer que me cautivaba de manera especial y él lo sabía, había preparado todo un ambiente chill out.

—¿Te gusta mi vestido? Pregunte.

—Sí, estas divina, deja, me encargo también del maquillaje, y dejo descolgar en mi cuello un largo collar de perlas con un nudo que me tocaba el escote, su maquillaje me daba un sofisticado aire felino.

—Voy a comprar una botella de vino, —dijo— no tardo.

—Ya casi es la hora. —Afirme, con cierta angustia.

—He preparado un pequeño aperitivo, si demoro, ofrécelo. —Contesto impasible y sin voltear cerró la puerta tras de sí, con esa seguridad y tranquilidad que le caracterizaba, eso siempre me dejo sin palabras.

Me quede sola, en aquel lugar que había sido imbuido en su sortilegio erógeno, no era la primera vez que lo hacía, aunque para mí siempre era una grata sorpresa ver de lo que era capaz, los aromas de la comida mezclados con el incienso remembraba lugares exóticos, la luz de las velas y un par de lámparas bien colocadas conferían un toque voluptuoso y sereno, la música ambient concretaba su hechizo que invitaba a relajarse. El siempre decía que sentarse a comer era como hacer el amor, debía ser disfrutado con calma. Miré a mi alrededor y deje que su hechizo me llevara lejos, me entregue al momento serenamente, desde el espejo me devolvía la mirada una mujer que casi no reconocía, estaba envuelta en un vestido carmesí con la actitud de que el mundo solo existía para complacerme, casi no pude reconocerme, yo también pertenecía a ese lugar fuera del tiempo y del espacio que el controlaba de tan fácil manera.

Aun así, su lado oscuro siempre fue unos pasos más lejos que el mío. Yo esperaba con los brazaletes de cuerda que él había hecho, eran cómodos, mi piel canela validaba mi apariencia de amazona, el vestido me quedaba como un guante… el retumbar del timbre me arranco de las divagaciones que nublaban mi mente, era ella, lo supe enseguida, abrí la puerta.

Hola —sus mejillas rozaron las mías en dos políticos y sonoros besos.

Hola, es un placer que hayas venido. Respondí, tomando el abrigo del roce sus manos y convidándola a entregármelo. Invitándola a tomar asiento y relajarse, pregunte – ¿Qué tomas?

—Conociéndote como te conozco, se que ya habéis pensado en algo, —dijo mientras daba una ojeada al salón, nació en sus labios una sonrisa y declaro— hoy estoy en tus manos como había pensado.

—Ten cuidado, por cómo ves, —dije extendiendo mis brazos hacia ella, — yo no estoy en las mias.

—No tengo miedo— dijo sujetando mis manos y con un suspiro anhelante que me éxito, dijo. —Hoy, estoy hambrienta.

Ella parecía haber captado el juego de inmediato, lo leí en sus ojos como había aprendido junto a él, sentí vibrar el deseo en el aire, mi deseo, su deseo, todo se concentraba en una delicada caricia que inspeccionaba los amarres de mis muñecas, su mirada se encontró con la mía y nos sonrojamos con complicidad…

Fotografía:
Bob.Formal

Senderos ocultos

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Por las nubes se ve al sol derramar su calido roce en la tierra, el viento acaricia las las cumbres de los bosques, las caprichosas mareas besan la costa con pasion encendida...
La magia esta presente a nuestro alrededor por veces somos capaces de percibirla y por veces no, sera que hemos dejado de disfrutarlo, sera que nos agobian los problemas... o mil otros pensamientos nublan nuestros sentidos.
Quiero decir que muchas veces no somos capaces de disfrutar plenamente de un encuentro con nuestro amante, es que no estamos concentrados o simplemente no estamos en sintonía con el acto, no se preocupen de más por esto ya que sera contraproducente lo mejor es tomarlo con calma e ir buscando la vuelta para encender nuestras pasiones, las fantasías suelen ser una buena llave para renovar el fuego del deseo.
Quizá una búsqueda de nuevos caminos de placer en pareja puede aumentar la armonía y el deseo, no hay una fórmula mágica para esto es un sendero que puede ser fácil o difícil pero si se hace en compañía suele ser mas sencillo.
Fotografía: Januz I