Besos de Ayer: parte 3


Dejo que mi lengua camine su piel, saboreo el gusto de su placer, abandonando me a sentir sus labios contra los míos, probando su boca tímidamente con mi lengua, envuelvo su cuerpo con el mío, siento mi lengua entrar en su boca, mis dedos trepan por su espalda, juguetean entre sus cabellos, nos perdemos en un beso del cuerpo, ese beso en el que dos cuerpos danzan la música de la lujuria, que es tocada por la boca, muerdo suavemente sus labios, tomo distancia, contemplo su cuerpo y con la timidez del creyente, palpo con mis dedos sus labios, dejo que mis manos guarden el recuerdo de su rostro, beso sus labios nuevamente, tienen un aire frutado.
Mis manos buscan sus piernas, ansío recorrer sus curvas suaves y evocadoras, encarnando mis manos el deseo, danzan sobre su piel, a esta danza se conjuran unos labios ardorosos y húmedos, haciendo el mapa de sus deseos, buscando los tesoros de su piel, persiguiendo aquel deseo primigenio, ese que por veces perdemos de vista, bien por miedo o desconocimiento. La lujuria brilla entre sus piernas, pidiendo un beso, un beso del cuerpo, sus piernas se estremecen con ese llamado, su cuerpo responde con instintos antiguos, olvidados, la llama del deseo se enciende como aceite, se mezclan los olores de placer.
Mis labios se encuentran sobre el monte de Venus, besando suavemente, recordando, con una memoria instintiva siguen el camino más largo hacia su placer, invitándola sutilmente a buscar con ellos su placer, que aprenda a pedir con su cuerpo, lo que su alma anhela y persigue, besando sus labios mayores la lengua siempre tímida, busca suavemente su pequeño altar deseando un reencuentro, para rendir un tributo digno de la ocasión, labios y lengua se entregan completamente a la danza pagana en el altar del placer, dejándola a ella volar casi hasta el clímax, parar, dejando que lo haya tocado, robándola en el último instante, haciendo su deseo arder entre mis labios, junto a mi lengua.
Tomo distancia, la contemplo su cuerpo sudoroso y vibrante entre las sabanas, veo mi placer reflejado en su cuerpo, deseo más, es imposible contenerlo, desisto y me entrego nuevamente al arte de besarla, la siento hervir entre mis labios, alimento deseo con mis manos sobre su piel trémula, ella de desborda de placer bajo mi lengua, y su cuerpo queda libido de éxtasis.

Fotografía: danaScobar

3 comentarios:

António_Pinto_de_Mesquita dijo...

Hay dias en los cuales toda belleza no basta para alegrar mi dia, pero suficiente para sacar una sonrisa si que es.

Mar Moreti dijo...

uffff Que entrega!
muy lindo...

saludos cordiales


PD. gracias por tu visita a mi blog
hasta pronto!

Leandro Bordalejo dijo...

gracias, a tí por leerme

Publicar un comentario