Tarde de domingo


Donde brillan muchas bellezas no han de ofender algunas manchas,
de las que rara vez se escapa la naturaleza humana.

Quinto Horacio Flaco

Saben había perdido la musa y en la tarde del domingo, mi vecina se pego una tarde intensa de sexo, grito… grito… y grito… y más tarde se masturbo hasta llegar, es gracioso pienso, que si ella estaba dispuesta a satisfacerse, ¿por qué no lo hizo con él?, estuvo cerca de cuatro horas solo dedicado a ella, ese era su día sí ella hubiera pedido, habría obtenido todo lo que ella deseaba.
Se puede pedir por la boca o se puede pedir con el cuerpo, con gemidos o pequeñas caricias, recuerden que también nos comunicamos con el metalenguaje del cuerpo. Si aprendemos a pedir de esta manera, podemos enriquecer mucho nuestro sexo, haciendo juegos, compartiendo historias, simplemente conociéndose con caricias, siempre acariciándose hasta enloquecer.

2 comentarios:

António_Pinto_de_Mesquita dijo...

Viva el lenguaje corporal, que tan to nos dá.

Mar Moreti dijo...

No hay como la exploración total entre los amantes, descubrirse mutuamente las zonas más erógenas, y de esa manera llegar a la satisfacción total...

Un beso!

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