Beso

El beso es un mordisco que aprendió educación
Tolis van

Cuando hablamos de los besos, ¿cuáles son los que nos encienden como a la hierba seca?, los podemos recordar, los besos son anhelantes ansias de devorar a la otra persona, cuando te arrojas con los labios y exploras cada centímetro de piel a veces solo rozando, a veces mordisqueando otras simplemente lamiendo suavemente su cuerpo. Si los besos se pueden dar en cualquier parte y hay miles de besos distintos, incluso me atrevería a afirmar que los besos y los copos de nieve son similares, pues no hay dos iguales, el besar requiere práctica, entrenamiento y dominio de los labios, la lengua y el aliento.

Ahora me dirán no se puede estar pensando cuando se besa y diré es cierto, pero cuando haz aprendido a caminar no necesitas pensar como vas, solo tienes que tener claro a donde quieres ir tu cuerpo responde sin que lo pienses, los besos se pueden dar igual.

Cuando nos abandonemos a besar debemos sentir a la otra persona cada gesto, roce caricia, provoca una reacción en nuestra persona y también en receptor del beso. Ahora bien quiero dejar algo en claro se besa de cuerpo y alma, nuestras manos, piernas y cuerpo deben acompañar a los labios con movimientos fluidos que evoquen imágenes, sensaciones, rompiendo, cambiando y creando un nuevo ritmo, cada fibra de nuestro ser debe actuar como un músico en una orquesta siguiendo un ritmo suave, armónico dulce y firme, aunque no necesariamente el mismo.

Por un momento pensemos en como seguir el ritmo que queremos marcar, invitando a una interesante sensación de incertidumbre, como en la música hay silencios, sostenidos, bemoles que marcan su propia armonía, en los besos disponemos de muchos instrumentos capaces de argumentar sus propias frases, desde el aliento, la respiración, las mano, los dedos, así pues el ritmo puede cambiarse durante un largo beso, las manos pueden marcar tranquilas notas, mientras los labios invitan a un más fervoroso remolino de pasión, se puede usar los dedos de manera tal que sean un anticipo de lo que se acerca, siendo una puerta abierta que evoca sensaciones de placer, incertidumbre, pasión.

Me atrevería a decir que el beso podría concluir con un intenso cambio de ritmo, que suele generar un interesante vacío en la otra persona haciendo que quiera más, que recuerde lo ocurrido y se intrigue por el haber continuado…

Fotografía: Carlos Riquelme